martes, 27 de noviembre de 2012

Algunos que escriben sobre el anterior: Ismael Viñas.

Gracias a este ensayo de Flores (USAM) que google provee, encontré algunas referencias que buscar en mi biblioteca y así es como me acordé que tenía por ahí el librito de la derecha, una recopilación de algunos artículos de la revista Contorno.

Creo que si en algo coincide todo lector de La cabeza de Goliat, es en que es deprimente, angustiante. Todo el ensayo es una gran desilusión del país, de como no pudimos hacer una gran nación y por eso hicimos una gran ciudad (así lo dice Estrada).

En ese librito, Ismael Viñas tira algunas puntas de las que tirar en busca de una explicación sobre ese sentir. Dice: 

"lo que nos interesa, a través de él, es averiguar lo que somos, nosotros, definidos por el accidente de vivir en la Argentina de mil novecientos cincuenta y tantos"

No olvidar que La cabeza de Goliat es de 1940, antes del peronismo, y que Viñas lo lee bajo gobierno peronista a menos de un año de los golpes del '55. 

Continua Ismael:


Ismael Viñas
"Con sus aciertos y errores, con su obstinada vocación de denunciante, de opositor, ha sido para muchos de nosotros el revelador, quien nos ha dicho que nuestro mundo en torno no es la égloga feliz que se declaraba. Este prestigio es, con todo, uno de sus peligros: su obra es la declaración constante de una desilución (...) representa el momento en que se empieza a dejar de ver a la Argentina como una alegoría de futuro optimista y fácil. El sentimiento de la grandeza nacional, sufre una quiebra: son muchos los que comienzan ha advertir con él que el alegre cuadro de nuestra riqueza, de nuestro progreso, no es más que una fachada que oculta mucha verdad fea; que existe una gran diferencia entre las declaraciones de la Constitución y los ritmos de la oda A lo ganados y las mieses y la realidad del país."

"Dos son las circunstancias que creo destacables. La primera, es la ruptura de hecho del orden aparente (...) se produce por el crecimiento de la masa humana que estaba sujeta por él (pero al margen, en el caos), por su desborde de las estructuras, y por su acceso a ellas después. En este fenómeno, la inmigración por una lado, y la formación de movimientos obreros y políticos, por el otro, ayudaron al proceso o lo aceleraron, proveyendo a la realidad de un poder de expansión de que carecía. (...) 

La segunda circunstancia, concomitante con esos fenómenos, es la perdida de fe (...) Por una parte, nos consideramos el provenir de Europa, el lugar donde los ideales europeos habrán de realizarse con plenitud. Pero por la otra, el estado actual europeo es para nosotros un ideal inmediato, todavía no alcanzado. Resulta pues, que el estado crítico del europeo, su quiebra de la fe en sí, que compartimos como occidentales, nos ha dejado en una posición más grave que a él, sin futuro, pero también sin presente ni pasado, en cuanto nunca nos sentimos poseedores del presente. (...)

Es en ese situación (con el inevitable esquematismo y la parcialidad que le he dado), que nace la obra de Martínez Estrada."

Quiero destacar un ultimo pedacito de la crítica de Ismael Viñas, que no tiene que ver directamente con Estrada, sino con nuestra cultura:

"Todo problema, toda solución europea, tiene para nosotros validez universal. Pero somos, por el mismo esfuerzo que debe practicar el europeo, capaces de exceder ese planteo, y adquirir una visión más general. Es decir que, al juzgar a Europa, nos asimilamos totalmente la nuestra europeidad. En cambio, cuando nos planteamos la propia patria, somos incapaces de ese esfuerzo, e incapaces igualmente de juzgarnos naturalmente como el centro del mundo. Incapaces de un mirar abstracto, idealmente universal, e igualmente incapaces de un sentimiento naturalmente cómodo en una cultura local. Nos sentimos excéntricos, provincianos, con respecto a la cultura europea. Juzgamos nuestras imperfecciones o nuestras posibilidades desde Europa y hacia ella. Esta posición se torna dramática cuando, como ahora, Europa ha declarado su propia crisis y asentimos a esa declaración".

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Otros que pude encontrar por ahí. Por supuesto que no son los comentarios más renombrados, pero están disponibles. El artículo de Hwangpo me pareció bastante bueno. El de Stabb es una excelente recopilación sobre bibliografía, busque algunos títulos que nombra, para agregarlos, pero lamentablemente no encontré nada completo.


Cecilia Hwangpo, Martínez Estrada y Scalabrini Ortiz en la (re)construcción de los discursos de identidad nacional.

Martin Stabb, Martínez Estrada frente a la Crítica.

Emir Rodríguez Monegal, El juicio de los parricidas.

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